Ciclo 3 (poema)

Elifaz (3)

Capítulo 22

Bildad (3)

Capítulo 25

Eliu

Capítulos 32-37

Job

Capítulos 23-24

Job interrumpe y habla dos veces.

Capítulos 26-28 y 29-31

Dios habla dos veces.

Capítulos 38-39, 40-41

En el tercer ciclo le atacaron con acusaciones directas condenándole por haber cometido pecados específicos.

Lea el tercer discurso de Elifaz, el temanita, en el capítulo 22.

Ahora las acusaciones son directas. Elifaz, el temanita, menciona seis pecados imputados por él mismo a Job:
Job 22:5
Job 22:6
Job 22:7
Job 22:8 ¿Se parece una burla?
Job 22:9
Job 22:9

Lo que querrá significar Elifaz es que, ya que Job está sufriendo por alguna razón, y dado que la razón no puede ser encontrada en ningún mal que Job haya hecho, su pecado debe ser lo que no hizo. No es que Job le haya quitado la ropa al pobre, sino que no le ofreció ropa a alguna persona necesitada; y así sucesivamente. No es por la rectitud (de la cual Elifaz no duda) que Dios reprende a Job (v. 4), sino por haber dejado de hacer las cosas que debió haber hecho.

Job 22:12–20. Fue originalmente Zofar quien acusó a Job de ser un pecador secreto (Job 11:5, 6), pero ahora nos encontramos a Elifaz advirtiendo a Job que Dios a de saber sus pecados de omisión que precisamente los acaba de mencionar. Job no puede desear escapar de la mirada penetrante de Dios (v. 13). No ha sido posible para los impíos escapar del juicio de Dios, aunque temporalmente sus casas las hayan “llenado … de bienes” (v. 18), “fueron arrebatados antes de tiempo” (16), para satisfacción de los rectos (vs. 19, 20). Sus pecados fueron detectados por Dios, de la misma manera que los de Job.

Job 22:21–30 Identifique los siete pensamientos del consejo de Elifaz.
v.
Identifique los resultados de cumplir el consejo de Elifaz
v.

A diferencia de los recientes discursos de los amigos, esta arenga termina con una nota positiva, a la que Job responde con una desesperación aun más profunda.

Lea la respuesta de Job a Elifaz, el temanita, en los capítulos 23 y 24

 

Punto de reflexión

“¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su morada.” (Job 23:3)

Job sabía que Dios estaba obrando, pero a su criterio, a escondidas o encubriéndose de él. No se niega la existencia de Dios, sino por el contrario, puede prevalecer la convicción de que El existe, pero la dificultad está en que no puede ser hallado.

Si consideramos a Jesucristo tal como es revelado en el Nuevo Testamento, inevitablemente nos enfrentaremos con el hecho de que por medio de lo humano, algo sobrehumano resplandece permanentemente. Lo podremos contemplar en un momento cuando sus ojos arden y expresa palabras candentes contra la hipocresía. Le podremos contemplar un día cuando esos mismos ojos están humedecidos por las lágrimas. Jesús lloró.

Cuando la intención espiritual armoniza con la ley universal de la justicia, la inteligencia espiritual descubrirá que Dios estaba en Cristo.

“El que ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9)

En el momento en que Dios parece tan inaccesible, podemos ver lo más profundo de la fe en Job 23:10 ”Aunque Dios me aterra (Job 23:16) me he mantenido íntegro (Job 23:11) y saldré adelante como el oro.”

Job 24:1–25. Job nota que no es la única persona con problemas sobre la tierra. Observando a su alrededor a la gente en general, tanto inocente como culpable, se pregunta por qué Dios no aparta días regulares para sesiones judiciales (los tiempos, v. 1), cuando las injusticias en la manera como es gobernado el mundo pudieran aclararse.

Primero, ¿por qué se permite que la injusticia del sufrimiento de los pobres inocentes dure tanto tiempo? A los pobres les son quitados los linderos (v. 2; Deuteronomio 19:14) y sus rebaños les son robados (vs. 2b, 3); se les insulta (v. 4), tienen que buscar su alimento en los rincones del campo (v. 6), duermen sin suficientes frazadas (vs. 7, 8), trabajan por menos de lo necesario para vivir (v. 11). Es un retrato conmovedor; pero aparentemente no conmueve a Dios porque no presta ninguna atención al clamor de los pobres (v. 12c).

Segundo, ¿por qué se permite que la injusticia del pecador exitoso continúe (vs. 13–17)? A los homicidas y adúlteros que aman las tinieblas en lugar de la luz se les permite vivir, aunque sus amigos son únicamente los terrores de la densa oscuridad (v. 17) y por derecho deberían estar con ellos en el mundo de los muertos. Con estas preguntas, Job no está pensando sencillamente en sí mismo sino en cómo el mundo en general es gobernado por Dios.

Job 24: 18–25. Parte de esta sección es tan distinta al argumento de Job que hemos de pensar que en realidad deben ser sus amigos los que hablan aquí. Son los amigos los que dicen que los culpables no son más que espuma veloz sobre la superficie de las aguas (v. 18), que el mundo de los muertos pronto los arrebata (v. 19), que pronto son olvidados (v. 20), que por más importantes que parezcan, serán pronto cortados como las espigas (v. 24).

¿Por otro lado, es posible que Job esté expresando su confusión?

(La Biblia de Jerusalén transpone los vs. 18–25 colocándolos en el capítulo 27 como parte del discurso de Zofar).

Lea el tercer discurso de Bildad en el capítulo 25

Así como aparece ahora el discurso de Bildad, se asemeja bastante a algunos de los pensamientos de Elifaz, especialmente la idea de que comparado con Dios no hay nada en el mundo que sea absolutamente limpio (4–6; cf. 4:17–19). La gran distancia que separa a los humanos de Dios es recalcada en las palabras iniciales de Bildad sobre el poder de Dios, cuyos ejércitos son innumerables (vs. 2-3). Bildad, el suhita, anuncia que el hombre injusto no es más que un gusano (Job 25:5-6).

Lea la respuesta de Job a Bildad en los capítulos 26 y 27

El capítulo 26 consta de dos partes:
26:1-4. La reprensión de Job a Bildad por su actitud.
26:5-14. Los pensamientos de Job relacionados con la grandeza de Dios

Compubiblia nos informa lo siguiente:
“Pareciera que tenemos en el cap. 26 sólo el fragmento inicial de un discurso de Job, una mofa contra Bildad que expresa que no ha sido de ayuda. La respuesta es más apropiada si el discurso anterior de Bildad hubiera incluido 26:5–14, enfatizando el poder de Dios. Está muy bien, querría decir entonces Job, que me digas de la majestad de Dios, pero ¿de qué le sirve a alguien como yo que no tiene poder (2)? ¿Y cómo tu alabanza de la sabiduría de Dios (7, 12) puede ser de alguna ayuda a alguien como yo que se supone no tiene sabiduría (3)? Quizá el discurso de Job sigue en el cap. 27.”

En las notas textuales de la Edición de Estudio (Reina-Valera ’95) leemos:

“El discurso de Bildad podría encontrarse en 25:1-6 y 26::5-14…Es posible que el discurso de Job esté en 26:1-4 y 27:1-12.”

Este pasaje es un mosaico de la superioridad de Dios. Es un breve réplica de Job al breve discurso de Bildad. En ella ratifica Job lo que ya había dicho y sobrepasa a Bildad en engrandecer a Dios. Muestra que el discurso de Bildad es conforme a la verdad y a la justicia, pero no responde al caso particular de Job (vs. 2-4). Muestra también que era innecesario, pues todo lo que ha dicho lo sabía y lo creía también él y podía hablar de ello tan bien como Bildad (vs. 5-13), concluyendo que el tema les viene demasiado grande tanto a él como a sus amigos (v. 14).

Pensaba Bildad que había pronunciado un gran discurso, pero Job le hace ver que su intervención no había sido tan valiosa como él creía.

Job 26:3. Job habla aquí irónicamente y así reprocha a Bildad de impertinencia, el cual pensaba que había pronunciado un discurso claro, pertinente y exhaustivo, cuando sólo superficialmente había rozado un tema tan vasto y profundo.

Job 26:4. Tampoco había utilidad alguna en lo que había “¿Qué ayuda me prestas con lo que acabas de decir? ¿Qué servicio prestas con eso a Dios y a su causa?”

Job 26:5-14. Ahora entra Job en un tema sobre el que todos ellos estaban de acuerdo: la infinita gloria y el infinito poder de Dios.

Se presentan aquí muchos ejemplos de la sabiduría y del poder de Dios en la creación y preservación del Universo.

Job hace referencia a…

 

 

 

 

Si miramos arriba, al firmamento, vemos también estupendos ejemplos del poder soberano de Dios (v. 7) (Lea Salmo 104:1-2).

Job 26:12. “Lo hiere en su arrogancia.” Otra posible traducción: “derrota a Rahab” o “machacó a Ráhab” (lea Isaías 30:6-7 y Isaías 51:9).

Job 26:14. Admira Job la profundidad de lo que el hombre no ha llegado a descubrir. Lo que conocemos de Dios y de sus obras es nada en comparación con lo que Dios es y lo que Dios ha hecho. Nuestros conocimientos son ahora, como nuestras capacidades, pequeños y superficiales; el descubrimiento pleno de la gloria divina está reservado para el estado de la futura gloria nuestra.

Job 27. “Una vez más enfrentamos el problema de quién realmente está hablando. No cabe duda de que en 27:2–12 tenemos la auténtica voz de Job, pero quizá el resto de los caps. 27 y 28 no es de él.” Seguramente no está repitiendo las mismas ideas trilladas sobre el destino de los malos que han expresado sus amigos (27:13–23). Quizá 27:13–28:28 fuera originalmente el tercer discurso de Zofar; porque los temas que aquí encontramos: El destino de los malvados (27:13–23), la sabiduría secreta de Dios (28:1–27) y el deber de los seres humanos de hacer lo recto y evitar el mal (28:28), han sido expresados anteriormente por Zofar en 11:7–20.”

Job Comienza testificando solemnemente de su integridad y de su resolución de continuar haciéndolo (vs. 2-6).Expresa el miedo que tenía a la hipocresía de la que sus amigos le acusaban (vs. 7-10). Muestra el final miserable de los impíos, a pesar de su larga prosperidad, y la maldición que les espera a ellos y a sus familias (vs. 11-13).

Job 27:2–12. “Nunca abandonaré mi integridad.” Dios le ha negado la justicia a Job (v. 2), y aunque sus amigos sigan juzgando que está equivocado (v. 5), Job tiene la intención de mantener que él es recto (v. 6). Cualquiera que ataca la inocencia de Job cae bajo su maldición y sufrirá el destino de los impíos (vs. 7–10). Job sabe tanto ahora sobre los caminos del Todopoderoso que puede enseñar a quien sea lo que ha aprendido por experiencia. Por otro lado, los amigos mismos debieran haber ya aprendido por haber escuchado todo lo que Job tiene para enseñarles (v. 12). Considerando lo que han oído hasta ahora, lo que sorprende es que los discursos de ellos hayan sido tan vanos (v. 12).

 

Punto de reflexión

En cuestiones dudosas, es peligroso hablar de un modo tan perentorio, pues no conocemos las circunstancias que pueden hacemos cambiar de opinión, pero en un asunto tan claro como éste, bien podemos protestar de que no hemos de hablar iniquidad.

Muchos comentaristas consideran la próxima sección (Job 27:13-23) como palabras de Zofar razonando sobre estas bases:
Job hablando aquí sobre la suerte de los impíos, parece contradecir sus previas palabras 9:22-24; 21:7-34; 24:18-24.
Considerándolo como tercer discurso de Zofar guardaría una estructure balanceada de tres ciclos completos.
Varios de los párrafos en este pasaje son similares a los previamente registrados en boca de Zofar (27:13 con 20:29; 27:14 con 20:10, 21, 26, 28; 27:16-17 con 20:15, 18, 21, 28; 27:20 con 20:8, 25, 28; 27:23 con 20:8)
A pesar de todos estos argumentos, la sección tiene más evidencias mostrando que es producto de Job.

Las razones son…

 

 

 

Job nunca negó que el inicuo sería de alguna manera castigado. Job estaba dispuesto a reconocer hasta qué punto estaba de acuerdo con sus amigos, y dónde estaba la diferencia entre su opinión y la de ellos

Pero, diferían en lo siguiente: mientras ellos sostenían que los merecidos castigos caen sobre los malvados visiblemente y de inmediato, Job sostenía que, en muchos casos, los castigos no caen sobre ellos rápidamente, sino que son prorrogados por algún tiempo.

Muestra Job, en efecto, que los impíos pueden en muchos casos, prosperar, pero les espera la ruina, pues ésa es su porción.

Job 27:14. Pueden prosperar en tener gran descendencia, pero les espera la ruina.

Job 27:16-18. Pueden prosperar en reunir gran hacienda, pero también en esto les espera la ruina. El justo disfrutará honestamente de la riqueza que el impío acumuló deshonestamente. El inocente no se aferrará a su plata, sino que la repartirá a los pobres. El dinero es como el estiércol: hiede cuando se amontona, pero fertiliza los campos cuando se extiende.

Job 27:19. Job implica en todos estos ejemplos que el impío puede ser rico hoy pero mañana se levanta y sus posesiones han dejado de existir. No solamente sus riquezas le serán arrebatadas sino que él mismo será cortado. El impío tiembla al pensar que va a dejar este mundo.

Capítulo anterior: El segundo ciclo de discursos (Job 15-21)

Continúa leyendo: Un himno de sabiduría (Job 28)
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